¡Vacaciones
de verano! Para morirse… De miedo.
Todo estaba
casi listo, las vacaciones de verano llegarían pronto y adiós a todos en
Monster High, por lo menos por un tiempo. Me preguntaba si extrañaría enviar la
información poco disponible habitual a todo el cuerpo de estudiantes o si ellos
me extrañarían. De todos modos encontraría la manera de estar al tanto de lo
que ocurre con todos mientras estamos de vacaciones. A veces es divertido ser
testigo de una conversación sin que nadie se dé cuenta de que los estás mirando.
Lo primero
que hice fue anotar todo lo que me hacía falta para disfrutar plenamente de mis
vacaciones, ya tenía planes en mente: ir a Paris a conocer una cultura
diferente (y a comprar los más finos perfumes y la mejor ropa). Estaba ansiosa
pero, ¿Quién podría ir conmigo? ¿Quién amaría tanto a Paris que moriría por acompañarme?
¡Claro! La dulce Rochelle Goyle… Antes de proponerle cualquier idea o plan, tenía que estar segura de tener todo a alcance de mi mano para que no falte
nada, me refiero al equipaje que llevaría. Empecé a hacer mi lista de cosas “monstruosamente
necesarias” para el viaje: gafas de sol
oscuras que combinen con el atardecer de Paris, cinco bolsos expansibles en
diferentes tonos (para que me alcance todo lo que compre), zapatos de taco alto
para una velada elegante en la noche, tres tonos violetas de pintura para teñirse
el cabello, maquillaje por montones, ocho vestidos de noche y seis para la tarde,
tres atuendos para la mañana, traje de baño (por si me doy un baño de burbujas
en el jaccuzi del hotel), sandalias para caminatas largas y por supuesto mi
iMonster para tomar fotos y enviárselas a todos. ¡Y tenía que acordarme de todo
lo demás para mi des-vida! En todo caso, iba a ser probablemente el viaje más
emocionante de mi vida. Mis padres no me podían acompañar porque tenían asuntos
pendientes que resolver. Pero por otra parte es bueno compartir con otras
personas y cambiar de ambiente.
Pasaron dos
días y me encontré con Rochelle en la cafetería y aproveché para sugerirle mi
idea. Me saludó con un fuerte ¡Bonjour querida Spectra! Enseguida me animé y le
dije lo del viaje. Lo primero que hizo fue poner una larga sonrisa y me dijo
que no podía ser más feliz en el mundo. ¡Estaba decidida a ir conmigo!
Desde ese día
nos volvimos más unidas y hacíamos todo juntas. Hasta la acompañé al centro
comercial para ayudarla a elegir un vestido apropiado para el viaje. Los últimos
días en Monster High fueron de bastante tensión por todo lo de exámenes finales,
proyectos y calificaciones. El tiempo se pasó rápido y por fin llegó el `último
día: Estábamos muy felices y hasta envié una noticia en mi blog felicitando a
todos por haber finalizado el año escolar con éxito. También prometí enviar
fotos de mi viaje. Esa tarde llegué a mi casa y mi madre me recibió con un
fuerte abrazo y me deseó suerte para cuando vaya a Paris.
Faltaban
dos semanas para irme así que decidí relajarme y consentirme un poco, así que
fui al spa y recibí un tratamiento facial que incluía un masaje renovador; además
un baño de espuma con esencia de vainilla y pétalos de rosas blancas. Al salir
de ahí me sentí mucho más relajada y ligera por lo que pude flotar mejor. Pasó
el tiempo y llegó la hora, probablemente la más complicada cuando vas a viajar:
armar el equipaje. No fue tarea sencilla pero al final lo logré y todo estaba
saliendo bien, ocupaba casi todo mi tiempo en hacer ejercicio, ponerme en forma
y comer sano. ¡Tenía que estar perfecta para el viaje!
Llegó el
gran día. Llegué al aeropuerto y me despedí de mis padres, (tal vez soltando
una que otra lágrima) y esperé largo rato. Me encontré con Rochelle una hora después
y nos pusimos a conversar alegremente sobre el viaje, ¡No podíamos esperar más!
Comimos algo en la cafetería del lugar y más tarde nos llamaron para entregar
los papeles y subir al avión. Despegamos y todo iba marchando bien en el vuelo,
era muy largo y abrumador pero solo intentaba dormir, escribir en mi blog o
conversar con Rochelle. Hicimos como dos escalas en diferentes países antes de
llegar a Francia. En la madrugada por fin llegamos, las dos estábamos exhaustas…
Un taxi nos llevó al Hotel Amour. Entramos y nos recibieron amablemente y luego
nos mostraron nuestra suite: tenía un lindo jaccuzi y los colchones de las
camas eran de agua. A penas las vimos, nos tumbamos en ellas y caímos dormidas
como piedra. Bueno, Rochelle ya era una…
Me desperté
a las tres de la mañana y me sentí muy feliz de estar ahí, ¡Ya no podía esperar
más tiempo para conocer la ciudad y disfrutar de mis vacaciones!
CONTINUARA…
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